«Piano desde el alma»: Ir más allá de la partitura.

Jamie Cullum  y Valentina Lisitsa son pianistas que presentan diferencias bastante contundentes. El primero es un afamado icono del jazz y pop de nuestra generación característico por crear un puente entre ambos géneros creando un estilo sumamente propio que lo catapultó a la fama. La segunda  es una increíblemente virtuosa pianista profesional cuya técnica y precisión la ha llevado a los más prestigiosos teatros del mundo y otorgado más de 46 millones de vistas en su canal de Youtube. Ambos parecerían pertenecer a mundos (y públicos) completamente disimiles, pero cuentan con una cualidad un tanto más profunda del simple hecho de que ambos tocan el piano: marcar una distancia del típico músico estructurado que sigue la partitura.

Hace poco tuvimos el placer de tener una charla con la pianista ucraniana  cuya presentación fue ovacionada en la Usina del Arte, el pasado 25 de Noviembre.

Efectivamente, cuando le preguntábamos por los concursos de piano su opinión no fue muy positiva. Si bien ella ha estado y ganado varios a lo largo de su vida, fundamenta que allí se busca constantemente caras nuevas para el momento y que evalúan según como “leen” la partitura de una obra en vez de cómo “interpretan” la misma.

Algo similar ocurre con el multinstrumentista inglés, que al mediodía de hoy publicó una extensa carta de fin de año, en su cuenta de Facebook, informando que está tomando lecciones de teoría musical y de piano. ¿Cómo es posible? Fácil,  él desde sus comienzos reconoció que todo lo que toca e interpreta sale de oído, no contando con la habilidad de poder leer notas o entender como es el fenómeno matemático del sonido que da origen a las mismas.  

Aprovechando el momento, el artista se dio el lujo de dar detalles de su próximo álbum, el cual se compone de quince canciones compuestas por él y que dan a conocer las distintas habilidades y pasiones que forman parte de su ser. También hablo de su proyecto “The Song Society” el cual se compone de diversos vídeos en donde el cantante, de forma totalmente espontanea, reversiona hits del momento. Según él “esto otorga la frescura y adrenalina de no saber lo que puede ocurrir, dado que puede salir o muy bien o terriblemente desfasado” y eso es una clara muestra de su total desinterés (hasta ahora) de seguir una partitura de principio a fin, donde cada nota se encuentra meticulosamente dibujada en el pentagrama  para ser seguida de intrínsecamente ordenada.

Los dos artistas obran por una imagen distinta, en donde no haya una ausencia de técnica sino que la misma acompañe la personalidad de quien está tocando.  Ya sea en teatros como en festivales, la música que tiene un alma propia siempre es la más disfrutable, y estos artistas lucen una unicidad interpretativa que acompaña su talento al momento de tocar el piano, como dos elementos que dependen entre sí para subsistir.