Nuevamente, Nuova Harmonia nos presentó una noche plagada de virtuosismo. En esta oportunidad, fue de la mano de la Kremerata Baltica, ensamble relativamente joven dentro del mundo de la música académica. Pese a tener poco más de veinte años, esta orquesta de cámara ha recorrido varias veces el mundo, pasando por prestigiosos escenarios y colaborando con una gran variedad de artistas (como Martha Argerich, Jessye Norman +, Mikhail Pletnev, entre muchísimos otros). Como solista invitado, acompañando a la orquesta, estuvo el galardonado violonchelista Mario Brunello, quien supo brindar sus dotes de músico y director de orquesta en una misma noche.
Cuando uno investiga el repertorio usual de la Kremerata Baltica, se encuentra con que el ensamble tiene una predilección por los compositores contemporáneos de la música académica. Dicha cualidad no estuvo ausente en su paso por el Teatro Coliseo, donde interpretaron un programa compuesto por obras Giovanni Sollima y Giya Kancheli, sumado a dos conciertos de Ludwig Van Beethoven y Franz-Joseph Haydn como para brindar un contraste clásico a la velada. La selección fue modificada a último momento, ante el reciente fallecimiento del compositor georgiano Giya Kancheli, siendo la función en honor a su vida y obra.
El recital comenzó con la obra “Notas Escondidas” del violonchelista Giovanni Sollima, en lo que configuró un inicio bastante enérgico y cinematográfico. Esto último lo enunciamos en referencia al ritmo que caracteriza esta composición, el cual fue muy bien logrado en su versión de estreno para orquesta de cuerdas, con Mario Brunello dirigiendo (factor que nos tomó por sorpresa, ya que pensamos que solamente iba a ser el solista invitado). Luego fue el turno de del “Cuarteto para Cuerdas N° 16, Op. 135”, cuya potencia y armonía, en su interpretación, resonaron de forma sublime y uniforme en todo el recinto. Dicha cualidad es digna de destacar, considerando que el Teatro Coliseo no posee una estructura de fácil acústica, como lo puede ser el Teatro Colón, por lo que lograr que esta pieza recorra la sala con claridad e intensidad es un rasgo loable de este virtuoso ensamble.
Ya en la segunda parte, el “Concierto para violonchelo y orquesta en Do Mayor” de Haydn surgió tenue pero preciso, como si la orquesta quisiera bajar un poco el comienzo tan enérgico de la primera parte del recital. Llegado el “Concierto para violonchelo y cuerdas” de Giya Kanchelli, nos encontramos nuevamente frente a otro momento cinematográfico. Si bien no contó con el dinamismo de la obra de Sollima, fue la misma armonía y tensión que iba genererando de forma creciente lo que despertó una cierta adrenalina en el programa. Claramente una elección feliz para continuar con una amplia demostración de virtuosismo y versatilidad por tanto la Kremerata Baltica, como del violonchelista Mario Brunello.
Para cerrar, se eligió otra obra de Sollima – “Violoncelles, Vibrez” – la cual fue seguida de dos bises: el Alegrissimo del “Concerto per archi” de Nino Rota y “Havun Havun” (canción antigua armenia, especialidad de Brunello). Celebramos la yuxtaposición de estas tres obras que, en su conjunto, configuraron un excelente y diverso cierre de la presentación de la Kremerata Baltica.
En todo el recital, el público asistente fue testigo de una inmensa demostración de virtuosismo para con una gran variedad de repertorio. La elección de piezas clásicas y contemporáneas fue sumamente atinada, logrando un perfecto contraste y conexión entre las mismas, algo difícil de obtener si se piensa en los estilos de los compositores por separado. Mario Brunello brindó una buena dirección orquestal y tuvo sus momentos de brillo con su instrumento, sobretodo en el bis. En sí, otra gran noche para el abono de Nuova Harmonia.
Próxima función del Abono: ORQUESTA SINFÓNICA RTV ESLOVENIA con RAOUL GRÜNEIS como Director de Orquesta y MISCHA MAISKY (Violonchelo) como solista. Viernes 8 de Noviembre 20:30 hs
