Como bien adelantamos la semana pasada, nuestro encuentro con el barítono David Adam Moore se focalizó en su debut en el Teatro Colón y en su extensa carrera que abarca repertorio tradicional como contemporáneo de la lirica. Habiendo pasado por el Metropolitan Opera, el Teatro alla Scala y el Covent Garden, como así dado origen a diversos roles de óperas modernas de Thomas Adès y Peter Eötvös, su paso por el Teatro Colón es algo que se estaba esperando desde hace tiempo. En esta oportunidad el cantante debutó en la producción de “Un tranvía llamado Deseo” de André Previn y BlueberryMusica te cuenta un poco más de quien es el cantante detrás del personaje de Stanley Kowalsky, continuando el artículo de la semana pasada.
Sos un gran exponente de la ópera contemporánea, siendo que has dado origen a una gran cantidad de roles liricos. ¿Por qué tienes una predilección por la ópera más actual?
Mi corazón está en la nueva música y de eso no hay duda al respecto. Siendo que empecé mi carrera como compositor, es algo a lo que siempre estoy dispuesto. Sin embargo he cantado una vasta cantidad de roles tradicionales… creo que cuando uno vive la pieza como si fuese el que origina el rol, no importa si es una ópera nueva o Le Nozze di Figaro, por ejemplo.
Mencionaste que al principio comenzaste tu carrera como compositor…
Comencé mis estudios universitarios como un compositor, teniendo mi voz como principal instrumento de concentración. Mientras que estaba trabajando en mi carrera de grado, decidí enfocarme en canto e interpretación, luego de que emergiera la oportunidad de atender al Oberlin Conservatory y poder estudiar canto y búsqueda de la voz con Richard Miller (un gran pedagogo de la voz). Desde entonces, mis actividades como compositor han sido esporádicas, pero esbozando nuevas piezas para no perder la práctica.
¿Y es en este afán de darle lugar a tu pasión por la composición que surge GLMMR?
(Cuyas siglas significan Glimmer)
Con compañera en la vida y el arte, Vita Tzykun, tuvimos el sueño de idear una gran cantidad de proyectos desde que conocimos. Hasta hace aproximadamente diez años, yo dedicaba mi creatividad a la escultura, la pintura e inclusive a ser ocasionalmente Dj, pero con el avance de la tecnología tuve la oportunidad de comenzar a estar un poco más activo con la composición musical y la creación de arte visual en el ámbito digital. El poder llevar conmigo, en mi laptop, y poder crear y editar remotamente mientras que me encuentro de viaje fue un antecedente muy importante a este proyecto, siendo que como cantante de ópera, siempre me encuentro de acá para allá.
Así fue, como lentamente, di lugar a este aspecto creativo de fusionar el arte en video con la composición y, junto a Vita, comenzamos a experimentar con el Video Mapping en 3D. Comenzamos creando pequeñas piezas visuales y luego a crear proyecciones interactivas que interactuaban con la voz, teniendo a Christina Noel Reaves – una experimentada cantante y coreógrafa- como partícipe de este proyecto. Ante la necesidad de poder conglobar todo lo que se iba realizando, surgió GLMMR, pudiendo entonces tener todos los trabajos bajo un mismo nombre. Hasta el día de hoy hemos trabajado con una gran variedad de artistas, como también colaboramos en un montón de óperas.
Cabe resaltar que Vita Tzykun es una experimentada cineasta y directora de arte y escena de diversas disciplinas artísticas, colaborando en producciones con diversas luminarias de la música actual, desde Joyce DiDonato (en “I Capuleti e i Montecchi”) hasta Lady Gaga (“A Very GAGA Thanksgiving”) y actualmente se encuentra al frente de proyectos muy interesantes, como la de “THE (R)EVOLUTION OF STEVE JOBS” en la Ópera de San Francisco y de Santa Fe.
Mencionaste que, en el pasado, hiciste pistas de Techno. Teniendo en cuenta GLMMR ¿Crees que la electrónica y las proyecciones se pueden, encontrar en buenos términos, con la ópera?
Bueno esto se relaciona mucho con el trabajo realizado en “The Book of Dreams: Chapter Sand”, porque fue en este gran proyecto en el que logramos fusionar voces no amplificadas con un diseño de sonidos digitales amplificados, sumado a un arte visual que creamos para dicha obra. Creo que particularmente esta combinación no es algo que se haya hecho antes y tiene mucho que ver con como los grandes compositores de la lírica han hecho sus óperas.
¿Cómo es eso?
El compositor nunca hace la parte orquestal sin pensar en las voces, porque justamente la idea es que la instrumentación no las opaque. Es ahí cuando se embarca en la extremadamente precisa y grandiosa tarea de lograr que la orquesta logre combinarse con las voces, inclusive tratando de que ambas se encuentren en frecuencias de sonido distintas. En “Book of Dreams”, la pieza instrumental y las voces se encuentran en dos rangos de frecuencia distintos, por lo que yo puedo estar cantando con mi voz de barítono de forma completamente normal y a su vez tener a los instrumentos en su máximo volumen. De hecho, en una de las escenas de ese proyecto, pasó que la música estaba a un volumen tal que lograba hacer vibrar el teatro, pero sin eclipsar en absoluto mi voz.
“Book of Dreams: Chapter Sand” es tan solo el primer capítulo de una seguidilla de obras que se encuentran en plena producción. El compositor David T. Little fue el encargado de la parte vocal en este primer capítulo y su estreno fue en el National Sawdust de Nueva York, con excelentes críticas por cómo fue presentado (“…su mensaje que cautelosamente genera aspiración” – schmopera.com)
BOOK OF DREAMS: CHAPTER SAND (trailer) from glmmr on Vimeo.
Teniendo en cuenta tu veta de compositor ¿Te animarías a escribir una ópera completa?
Si bien me encanta colaborar en un montón de proyectos, es verdad que me gustaría poder componer tanto la música como la parte vocal de una obra, pero siempre utilizando voces no amplificadas. Estamos acostumbrados a ver que cuando las óperas tienen instrumentos amplificados, también lo están las voces, y en ese sentido soy bastante purista de la lírica. Pasamos tantos años, trasmitiendo de generación en generación el arte de cantar sin micrófono, que creo que hoy en día corre peligro por la cantidad de aparatos digitales que tienden a suprimir la belleza y destreza del canto sin amplificar, como lo es la ópera en sí.
Por último y teniendo en cuenta tu increíble conexión entre lo tradición al y lo innovador: ¿Cuál es tu opinión respecto a las modernas puestas en escena que están aconteciendo últimamente en la ópera?
La obligación nuclear de una ópera es lograr transferir la psicología de la historia a la música. Este es el elemento más importante de una obra y es realmente donde el poder de una pieza nace. Cuando uno canta está generando una experiencia sensorial con el público, hasta casi diría corpórea, porque le da vida a esta historia a través del sonido; mi voz y la música, sin ninguna amplificación, salen y llegan al cuerpo de la gente a través del aire y es en esta forma tan primitiva y grandiosa de poder transmitir algo que es crucial el poder entender y transferir, junto al sonido, la psicología de la historia y del personaje. Si una ópera logra poder hacer eso, la historia puede estar transcurriendo en Marte y aún así tendría el mismo efecto que si se hiciera en el contexto escénico original.
David Adam Moore ayer dio su última performance de esta producción estreno del Teatro Colón de “Un tranvía llamado Deseo”. Para más información, leer nuestro anterior artículo dedicado exclusivamente a la realización de esta ópera, el cual también contiene parte de nuestra conversación con este talentoso barítono.