BlueberryMusica tuvo el placer de asistir al estreno nacional de la opereta «Candide», en el Teatro Coliseo.
Cuando se anunció “Candide” como parte de la temporada de Nuova Harmonia del Teatro Coliseo, me puse muy contento. Esta opereta era un sueño de ver en vivo para mí, debido a la propuesta desfachatadamente original que Bernstein dio a luz en 1956. Estridente, desordenada, atemporal y profunda, esta obra representa el caer a la realidad, pese a que su contexto parezca por demás fantasioso. Las peripecias que el personaje principal sufre a lo largo de la misma, son un claro reflejo de ese infantil e intenso anhelo de encontrar una perfección que no existe debido a la cambiante y hambrienta ambición humana. Leonard Bernstein sigue a la perfección esta satirización de posturas filosóficas y religiosas que el mismo Voltaire demostró en su momento con su novela “Candide, ou l’Optimisme”, sobre la cual se basó para crear esta obra.
Desde antes de que comience la función, uno puede deleitarse con la orquesta afinando sus instrumentos, entonando los sonidos marcados y alegres característicos que funcionan a modo adelanto de cómo será la obra. Ya al momento de su famosa obertura, una pieza realmente excepcional que inclusive por separado es todo un acontecimiento, se puede evidenciar el buen trabajo del Director de orquesta, el Sr. Pablo Druker, quien también supo adaptar la partitura completa a las diferentes voces que conforman los personajes principales. Al ser una operetta, es difícil lograr seguirle la mano, siendo que presenta todos los elementos del teatro musical con la estructura de una ópera. Sin embargo los cantantes Héctor Guedes, Santiago Martínez, Oriana Favaro, Mariano Gladic, Eugenia Fuente y Rocío Arbizu supieron sobrellevar la difícil tarea de actuar sobreactuando mientras que sus voces puedan resonar tan prolijamente como es el acompañamiento instrumental.
La puesta en escena es lo que más me ha gustado de esta propuesta, debido a que representó la cuota de originalidad distintiva de cualquier otra producción de “Candide”. La escenografía, a cargo de Jorge Ferrari, reminiscente a un comic de la década del ochenta conjunto con los vestuarios que lejos estaban de determinar un contexto histórico preciso, demuestran este carácter atemporal que tiene la obra. La atención está puesta en la explosión de colores y como estos acompañan las diversas aventuras de Candide por el mundo, fomentando cada vez más esa sensación agridulce de risa e irritabilidad por esa constante búsqueda del “lugar ideal con su dichosa amada”, por parte del personaje.
En síntesis, se ha logrado en todas las áreas una perfecta evocación de todo lo que la obra «Candide» representa. Uno entra y disfruta sin mirar el reloj, ni esperando una escena en particular, dado a que la misma lucha por tener vuestra atención a todo momento, de una forma sumamente interesante y entretenida. Debo invitar a quienes nos leen a ver esta obra en su última función del día de hoy (sábado 24 de Noviembre 20:30 hs.). No tengan miedo por ver la palabra operetta. Lejos está esta obra de ser una predecible seguidilla de escenas algo graciosas. Es un manifiesto de toda una corriente de pensamiento, plasmada una obra sumamente disfrutable que te deja reflexionando al final. Ese es el sentido atemporal de esta obra: siguen pasando los años y sus mensajes siguen vigentes.