Morcheeba se presentó nuevamente en Argentina, con un Teatro Coliseo a plena capacidad.
Generalmente sería riesgoso, para una banda, presentarse con tan solo un año de distancia de su anterior presentación. Este no es el caso de Morcheeba, grupo musical ícono de toda una era noventosa, cuya conexión especial con el publico latino siempre ha estado vigente a lo largo de los años. En esta oportunidad, se presentaron en el Teatro Coliseo, bajo el mismo tour de promoción de su disco “Blaze Away”, pero variando el setlist.
Ya desde el comienzo del show, la banda generó un ambiente de mucha energía y positivismo, siendo un expreso pedido en vivo de la mismísima Skye Edwards el que nos levantarse y estar cerca del escenario. No bastó que terminara con el mismo que toda la platea ya se había puesto de pie para depositarse a tan solo escasos metros de la banda. Así, ya con su público cerca, el concierto comenzó a desarrollarse con una conexión constante entre el público y los integrantes del grupo.
La selección de canciones abarcó literalmente toda su carrera, pero con especial énfasis en sus discos “Big Calm” y “Who can you trust?”, los favoritos entre todo el fandom de Morcheeba. Impermeables al paso del tiempo, canciones lanzadas hace más de 10 u 20 años sonaron impecablemente y el público lo hizo notar en sus aplausos. Hubo un par de canciones de otros trabajos, omitiendo solamente incluir algo de su disco “Head Up High” (algo que quizás se debe a que fue el último trabajo de estudio, previo a la oficial partida de Paul Godfrey) y desde ya cerrando el mítico hit “Rome wasn’t built in a day”.
Difícilmente se podría lograr puntualizar un momento de la noche en la cual la banda brilló más, siendo que todo el recital fue memorable, enérgico y disfrutable para cualquier tipo de público, incluso para aquellos que no conocían tanto de la banda. El heterogéneo público evidenciaba dicha cuestión, encontrándose gente de distintas generaciones siguiendo el ritmo de las canciones y hasta animándose a cantar y bailar cuando la vocalista se acercaba con el micrófono. Pese a todo ello, si se debe destacar la interpretación de “Summertime” (de Gershwin) por la cantante Skye Edwards, siendo aquel instante el único de la noche en el que la gente se mantuvo en una especie de trance con la cristalina voz de la vocalista, donde claramente se pudo evidenciar un increible dote para el jazz y para interpretar en forma acapella.
Morcheeba es una de esas bandas que uno nunca podría cansarse de escuchar en vivo. Las canciones, pese a que son las mismas, le agregan un detalle distinto a cada presentación. Así, esta banda ha logrado que dos shows, con tan poca distancia entre sí, sean de únicas proporciones y que ya se desee que vuelvan.
Reseña: Luciano Ayala